domingo, 15 de julio de 2012

Полторы комнаты. Una habitación y media



 "En mi jardín trasero aquí, en South Hadley, hay dos cuervos. Son bastante grandes y son la primera cosa que veo siempre que vuelvo a casa en el coche o me marcho de ella. Aparecieron aquí primero uno y luego el otro; el primero, hace dos años, cuando murió mi madre; el segundo, el año pasado, justo después de que muriera mi padre. O, al menos, así es como advertí su presencia. Ahora siempre aparecen o se van volando juntos y son demasiado silenciosos, para ser cuervos. Procuro no mirarlos; al menos procuro no quedarme contemplándolos." 

(Joseph Brodsky, En una habitación y media. Traducción de Carlos Manzano. Menos que uno. Siruela, 2006)

Con estas palabras, que el espectador oye como al voz en off de Joseph Brodsky (como se le conoce en Estados Unidos), comienza la película Полторы Комнаты (Una habitación y media o un viaje sentimental a la patria, 2009) en la que el director, Andréi Khrzhanovski nos presenta retazos de un viaje sentimental a la Unión Soviética de uno de los poetas malditos del régimen, Iosif Brodskij (Leningrado, 1940 - Nueva York, 1996).

Exiliado de la Unión Soviética en 1972 tras un juicio en el que se le consideró "parásito social", Brodski, ciudadano del mundo, amaba sobre todas las cosas Venecia, donde, por su voluntad, descansan sus cenizas. 

El film de Khrzhanovski puede verse como el recorrido de una sensibilidad rebelde entre dos mundos, y también como una panorámica de la preciosa ciudad de San Petersburgo en la que el joven poeta se lanzaba como un gato al dolce far niente de los famosos tejados (крыши) en los que se divertía la bohemia de entonces.

Extremadamente poética en la elaboración de las emociones, esta película nos habla del poeta como hijo (de una época, de una tierra, de unos padres, en fin) pero también de su diálogo permanente con John Donne, con Ajmátova, con los clásicos de todo tiempo y lugar.

Espléndido en este filme es el equilibro entre nostalgia y distancia. La ironía que destila la prosa de Brodski enlaza perfectamente con otra de las muchas tramas de esta recosntrucción ficticia, y es el tema del pensamiento judío. Salir del nido para sobrevivir para luego volver y contar el vacío.